Del mismo modo en el que actuamos
cuando estamos decididos a comprar un automóvil o un electrodoméstico,
realizando un exhaustivo análisis
comparativo sobre el gasto energético que lleva el uso de dichos productos,
con la elección de la vivienda debe ocurrir lo mismo, incluso debe ser
prioritario.
El gasto energético de la vivienda se convierte en un problema
cuando nuestra situación económica no es todo lo buena que nos gustaría. Por
ese motivo, desde el Ejecutivo se presentó una gran medida, la de exigir un
certificado energético a todas las casas o viviendas que estuvieran en alquiler
o en venta desde ese momento.
¿Qué ocurre? Como en otros tantos mercados, la aparición de un nuevo
nicho ha llevado a muchas empresas a llevar acabo acciones empresariales
desleales, no solo con la propia competencia sino con el propio consumidor.
Comenzaron a surgir empresas con políticas de precios sensiblemente inferiores
a las marcadas, y si bien en esta materia existe libertad de tarifas, la
realidad es que la bajada de estos precios está íntimamente ligada a prácticas
profesionales sospechosas.
Según el Colegio de Aparejadores
de Madrid, se han detectado algunos anuncios publicitarios que garantizan la
máxima calificación (A) si se contrata la certificación energética con la
empresa anunciante, y con unos precios extremadamente reducidos, lo que
aparenta convertir el certificado en un mero trámite sin importancia, cuando en
realidad se trata de un análisis de
vital importancia y que exige un nivel de profesionalidad elevadísimo.
Otras prácticas sospechosas son las supuestas certificaciones a
distancia, que según José Antonio Galdón, presidente del Consejo General de la Ingeniería Técnica,
tacha de inaceptables, pues según el real decreto, se exige la visita del
técnico previamente autorizado al inmueble.
Por último, el presidente del
Consejo General de la
Ingeniería aconseja a los ciudadanos que desconfíen de los
precios ofrecidos por menos de 200 ó 300 euros (que es el precio medio en la
actualidad) puesto que una oferta de alrededor de 80 euros ya significaría tan
solo el coste del desplazamiento del técnico y sus medidas y cálculos
analíticos.
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