¿Como transformar los desechos
más apestosos en una acción pura y tremendamente solidaria? Lo hacen los
noruegos, y más concretamente en Oslo. En la capital del país nórdico, no solo
se produce basura, sino que además se compra la generada por otros países.
¿Cómo es posible esta extraña demanda de desechos? Muy sencillo. En Oslo,
existen plantas industriales que recogen la basura proveniente de países
vecinos como Irlanda, Reino Unido o Suecia, y convierte estos residuos en
energía eléctrica y calorífica.
Casi la mitad de la ciudad y una
gran parte de las escuelas utilizan calefacción procedente de basura quemada:
desechos caseros, desperdicios industriales e incluso materiales tóxicos
provenientes de fábricas y hospitales (además de drogas decomisadas incluyendo
alcoholes importados ilegalmente) terminan en uno de los muchos centros de
combustión de basura.
Sin embargo, esta fuente
alternativa de combustibles no-fósiles se halla en una paradójica disyuntiva:
la ciudad de 1.4 millones de habitantes produce una cantidad mínima de basura,
por lo que Oslo literalmente necesita importarla de otros países. En el Norte
de Europa se producen unas 150 toneladas de basura al año, lo que según los
expertos se quedaría muy corto para la capacidad noruega, que puede procesar
más de 700 millones de toneladas.
La posibilidad de utilizar estos
desechos como energía va de la mano de un cambio en los hábitos de la
población, algo sólo posible mediante la educación: los noruegos tienen un sistema
de separación de basura completamente funcional. La basura doméstica se separa
en bolsas verdes para desechos orgánicos, azules para plásticos y el vidrio en
otra. Las bolsas de colores son ofrecidas gratuitamente por el gobierno.
Las bolsas son separadas
automáticamente en las plantas por sensores computarizados, disponiendo de
ellos en los incineradores adecuados.
Pero por atractivo que pudiera
parecer este método de reciclaje, podría no ser una solución medioambiental
sustentable a largo plazo. Se podría afirmar que importar basura es bueno,
mientras que la prioridad principal siga siendo reducir los desechos, no
generar una demanda mayor de estos.
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