Según Diario Información // La propuesta sale a exposición pública tras
haber estado bloqueada durante años, y plantea retomar la actividad que
se inició en 1924 en la minicentral y que se abandonó después. El
documento contempla la restauración del edificio
El proyecto de la Comunidad de Regantes de la Acequia Mayor para
recuperar la producción de energía eléctrica en el Pantano, bloqueado
durante años y años, parece que está más cerca de ver la luz, al menos
desde el punto de vista burocrático. Y es que el plan de participación
pública del estudio de integración paisajística acaba de salir ahora a
exposición pública, aunque lo hace precisamente después del recorte en
las primas a las energías renovables impulsado recientemente por el
Ejecutivo. La Junta de Gobierno Local ya aprobó en julio de 2012 un
informe favorable que daba luz verde a la propuesta promovida por la
Acequia Mayor.
El documento detalla que «el proyecto de
aprovechamiento hidroeléctrico de la Acequia Mayor del Pantano de Elche
gira en torno a la realización de las obras oportunas sobre las
instalaciones ya existentes, construidas en el año 1924, para adaptar
éstas a las necesidades que se demandan». A partir de ahí, especifica
que el esquema general para producir la energía responde al «modelo
típico» de los saltos de agua fluyentes en canales de riego. Para ello,
se plantea un sistema que gira en torno a un punto de captación ya
construido, una conducción de derivación también ejecutada, una cámara
de carga-aliviadero, una conducción forzada, el edificio de la central y
la restitución a la conducción de riego.
Para la cámara de carga
se propone la ampliación del canal de 5,5 metros de longitud en el que
al final se encuentra el pozo de carga, de 2,5 metros de largo y 3,75
metros de profundidad. En este sentido, el proyecto apunta que la cámara
de carga quedará delimitada por dos muros principales y habrá un
aliviadero con la capacidad de desagüe suficiente para verter el máximo
caudal derivable.
En cuanto a la conducción forzada, se
proyectará optimizando el trazado actual, de manera que discurrirá en
paralelo a él, con una tubería de chapa de acero o de poliéster
reforzado de 74 metros de longitud colocada sobre apoyos de hormigón
cada cinco metros, pero con la pretensión de seguir la línea de máxima
pendiente de la ladera. Es más, según el plan, «el trazado discurre en
paralelo a la antigua conducción, adaptándose a la ubicación del resto
de elementos y minimizando el impacto visual». Como aliviadero, se
aprovechará la actual canalización de hormigón, aunque forrada en el
interior con PVC, con una arqueta al final.
La central se
emplazará sobre el edificio existente, en una ubicación no sólo
condicionada por la construcción en sí, sino también por el trazado de
la propia conducción de hormigón y su proximidad al río Vinalopó, algo
que, no obstante, según el proyecto, «obliga a realizar la oportuna obra
de protección de los márgenes con escollera».
El estudio,
paralelamente, recuerda que en las proximidades de la central hay una
zona de viales y aparcamientos apta para vehículos, y avanza que el
firme que se propone está constituido por base de zahorra natural
seleccionada de 20 centímetros de espesor.
Sin embargo, entre los
puntos más importantes, destaca la intención de restaurar el edificio de
la central, con el fin de aprovechar la construcción, aunque, según se
señala, «utilizando materiales que faciliten la integración
paisajística, evitando así una mayor intrusión visual».
En
concreto, el proyecto habla de la recuperación de la cubierta de teja
árabe y de la rehabilitación exterior con estuco en colores ocres.
Por
lo que respecta al interior del inmueble, y junto a la instalación de
las infraestructuras necesarias para el funcionamiento de la minicentral
eléctrica, se busca poner en marcha una sala de divulgación cultural y
ambiental que se centre en los valores socieconómicos y naturales del
entorno del Pantano.
Finalmente, para el transporte de la
electricidad desde la central se opta por una línea subterránea hasta el
entronque situado al norte, a unos 660 metros, aunque se utilizarán
diferentes técnicas en función del tramo. El objetivo final, tal y como
se destaca en el estudio, «es evitar totalmente el perjuicio ambiental,
así como la intrusión visual, como ocurre con las instalaciones de
líneas eléctricas aéreas».
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