En el tercer capítulo de megaproyectos
sostenibles, hoy abordamos los ya famosos “cuernos” de Dinamarca, cuyo nombre oficial es la granja Horns Rev dos, que se considera la granja eólica acuática más grande en el mundo, con una
capacidad de 209 MW. Esta estructura energética es lo suficientemente potente
como para proveer de energía a una ciudad como Odense, Dinamarca, cuya
población casi alcanza los 200 mil habitantes.
Es tal la concienciación que existe entre la
sociedad danesa, que las expectativas sobre la futura generación de energías
verdes para el sustento de Dinamarca son enormes. El país escandinavo pretende
consumir 33% de su energía a partir de fuentes renovables en 2020.
El éxito ha propiciado que el proyecto sea
continuado por otras empresas con el fin de emular el proyecto en otros países.
Es el caso de Dong, que ya planea, en conjunto con Siemens, la construcción de
un proyecto eólico en el mar que superará a Honrs Rev 2: Array Londres, que
contará con 530 MW y se ubicará cerca de las costas de Inglaterra.
¿Cómo
funciona? Los molinos como tal son similares, con ligeras modificaciones, a
cualquier otro, pero cuentan con la gran diferencia de que se alzan en
plataformas incrustadas en el fondo marino a una profundidad de entre 2,5 y 5 metros, y a una
distancia de la costa de entre 2 y 3 kilómetros. Las plataformas tienen la forma
de un cono truncado, con una base de 15 metros de diámetro y de 5 en su punto más
estrecho, y están siendo construidas de concreto reforzado de acero en muelles
cercanos a su lugar definitivo de instalación. Desde allí, estas pesadas
estructuras de 400 toneladas de peso serán trasladadas al mar, y presentan la
ventaja de que podrán ser retiradas una vez que se haya agotado su periodo de
utilidad de 20 años.
Con la puesta en práctica de este novedoso
proyecto, cuyos costes se calculan en 13.800 millones de pesetas, a los que la Comunidad Europea
contribuirá con 1,14 millones, la compañía danesa ha solventado uno de sus
problemas más persistentes: el ruido. Cada vez se hace más difícil encontrar
lugares donde instalar estas granjas de molinos de viento, a las que
se oponen los residentes de las zonas elegidas para ello.
Conseguir este gran reto ha supuesto un paso adelante
hacia un mundo limpio, y ha servido de ejemplo para demostrar, que un futuro
sostenible es posible.
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