Hay un nuevo concepto que está
sobrevolando el mercado energético. Se trata de una nueva forma de extracción
de gas no convencional, y su nombre es fracking.
El gas es el mismo gas natural que utilizamos
diariamente para tareas domésticas, lo que no es convencional es la forma
conseguirlo. El shale gas o gas
pizarra se encuentra atrapado en rocas que tienen poca
permeabilidad, que al ser poco porosas impiden que se concentre en grandes
bolsas. Estos hidrocarburos se encuentran diseminados, dispersos en pequeñas
burbujas, y para extraerlos es necesario romper la roca.
El fracking es un término
anglosajón que hace referencia a la nueva técnica de extracción de fracturación
hidráulica. Surge de la enorme cantidad de hidrocarburos existentes en países
como Estados Unidos, y que las nuevas tecnologías de extracción energética han
puesto a disposición del mercado.
Una perforadora industrial avanza
imparable 5.000km en vertical y luego 2 ó 3 en horizontal. Entonces, una mezcla
de ingente cantidad de agua tratada químicamente, arena y productos químicos
tóxicos se inyectan a máxima presión en los pozos perforados.
El fluido de la fracturación es
bombeado 2.000 metros
o más hacia abajo y otro tanto en horizontal hasta que expulsa el gas natural.
La arena y los productos químicos mantienen abierta la roca para la expulsión
del gas. Así el fluido inyectado a alta presión crea fracturas y desata el gas
¿Es beneficioso o perjudicial? Grupos ecologistas, plataformas
cívicas, sindicatos y otras asociaciones lideran en España la postura en contra
del fracking, haciendo hincapié los riesgos que su utilización
conlleva para el medio ambiente y para la salud de las personas
Riesgos de su puesta en marcha en España
· Contaminación de las aguas superficiales y
subterráneas.
· Contaminación del aire.
· Afecciones a la salud humana.
· Alteraciones del paisaje y el terreno.
· Contaminación de suelos al cerrar los pozos.
· Riesgo sísmico.
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