viernes, 3 de enero de 2014

Una Navidad sostenible es posible



Según los últimos estudios, cada español suele emitir hasta 500 kilos de CO2 durante las Navidades, lo que supondría casi el 6% del dióxido de carbono que emitimos al año. Pero estos datos, preocupantes y desorbitados, pueden cambiar si decidimos ponerle remedio.

Existen fórmulas para limitar la contaminación, incluso algunas de ellas podrían llegar a forma parte de nuestros hábitos navideños, como la compra y envío de “e-cards”. Aquí os proponemos algunas facetas en las que podemos ayudar al mundo a ser un poco más limpio.

Iluminación. Suponen casi un tercio de las emisiones en Navidad. Este es el peor caso, ya que parece difícil aceptar que la luz, elemento fielmente unido al concepto “Navidad” tanto como los propios regalos, la familia o la nieve, pueda verse alterado por causas ecológicas

Es dicho que la luz exterior, la que alumbra las calles, es la que más contamina, pero suele justificarse su exposición desmedida debido a que promueven la compra entre la sociedad.

La crisis ha obligado a los ayuntamientos de toda España a recortar en gran medida los presupuestos para iluminación, a través de la supresión de bombillas o su reemplazo por apliques LED, más eficientes y duraderos. Ya el año pasado, el gasto en se redujo a prácticamente la mitad.

Un informe del Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía recomendaba que el alumbrado navideño tuviera lugar del 15 de diciembre al 6 de enero y en horario limitado. El año pasado, Madrid encendió las luces el 25 de noviembre y brillarán, en total, 232 horas de luz durante 44 noches. La media española está en 197 horas de luz, según el estudio que desde hace unos años realiza Adeces, cuya recomendación es de 135 horas y una semana de antelación en el encendido.


Alimentación. La comida en Navidad sólo supone un 4% de nuestras emisiones individuales. Aún así, es posible cuidar el medio ambiente seleccionando alimentos locales y que no estén amenazados. Aunque la carne conlleva unas emisiones 9 veces mayores que el pescado, quizá este sea un buen momento para gastar un poco más de dinero y adquirir carne de procedencia ecológica.

Entre las especies en peligro están algunos clásicos de la cena de Nochevieja como el langostino, el besugo, el pez espada o el rodaballo, aunque se admite como sostenible un buen rodaballo gallego de crianza, especialmente al horno o con almejas.

Entre las opciones más ecológicas para consumir están los berberechos, el marisco de concha (almejas, mejillones, percebes, navajas u ostras), el centollo o la nécora. Entre los pescados se recomienda la sardina, la trucha arcoíris o el bacalao de Islandia, cuya pesca está más controlada, al contrario que el bacalao del norte o el que procede del Báltico.

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