El crecimiento y el auge de las
nuevas formas de energía limpias están convirtiéndose en un esperanzador
comienzo para rediseñar y mejorar nuestro mundo.
Al menos, eso parecen creer en Tokelau, una pequeña nación insular de
Oceanía, donde, desde 2012 y según la
información de la revista REVE, han iniciado una “revolución solar” que
debiera servir como punto de partida para el resto del mundo.
Se augura
un futuro esperanzador. En general, la energía solar fotovoltaica es
considerada como una fiel aliada del medio ambiente, se produce a nivel local y
además, se alimenta de la luz solar, fuente inagotable, gratuita y que está
disponible en todas las partes del planeta. Según la Agencia Federal
del Medio Ambiente de Alemania, la energía solar fotovoltaica es una
“tecnología muy respetuosa del medio ambiente”, ya que durante la fase de su
operación, no se generan emisiones nocivas.
Armin Aberle, catedrático y
Director del Instituto de Investigación de Energía Solar en Singapur le augura
un futuro dorado a la energía solar a nivel mundial: “En los próximos años, la
electricidad solar será tan económica que los países con altos costos de
energía distribuirán el equipo a las casas aptas para que generen su propia
electricidad solar. Y eso por razones puramente económicas. La energía solar ayudará a la población a
ahorrar dinero y al mismo tiempo, se le hará un bien al medio ambiente”.
Para el Estado insular Tokelau,
el haber invertido en energía solar también significa que al final de la vida
útil de la central eléctrica solar dentro de tres décadas, se habrán ahorrado
las emisiones de aproximadamente 12.000 toneladas de CO2. Y esto sí supone una
perspectiva soleada para el medio ambiente.
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